lunes, 13 de agosto de 2012

TRIATLÓN DE SAN JUAN DE FLUMÉN


EL RETORNO DEL REY
(Por Noemi)


         Una tarde de la primera semana de julio salí a pedalear un par de horitas con Pedro y con Isa. Hablando un poco de todo salió el tema de las pruebas que organiza el club de triatlón, en las que Pedro está en el ajo; se me ocurrió preguntarle que si no echaba de menos competir, y me respondió que aunque su labor en las pruebas la hace con mucho gusto, le empezaba a picar el gusanillo de participar en alguna. Comenté que ese mismo fin de semana, el sábado 7, Rober, Juan Carlos y Jorge se habían apuntado a un triatlón en San Juan de Flumen, un pueblecito de Huesca, y que yo estaba pendiente de unos escabrosos cambios de turno en el trabajo para poder ir. Este año se añadía la distancia sprint el día anterior al de larga distancia. Le gustó la idea, así que se lo pensó (es decir, habló con la jefa) y por la noche nos estaba llamando para apuntarse. Me alegró un montón que lo hiciese “…ya es hora de que disfrutes un poco…”. Al día siguiente me enteré de que también iban a participar David y Bea, ésta para estrenarse en el triatlón, así que iríamos una nutrida representación del equipo.  



         El sábado, sobre las 11 AM recogemos a Isabel y vamos a Los Golem, donde habíamos quedado con toda la pandilla; a Isa le acompañaban en su papel de animadoras oficiales Ana (novia de Pedro) y nuestra Xena. Tras repartir trastos, bicis y personas en los coches partimos hacia San Juan de Flumen; el viaje resultó algo más largo de lo esperado entre parada para café y otros menesteres, y llegamos a Sariñena, cerca del pueblo del triatlón, a eso de las 15h., justo para comer.

                                               

         Nada más pisar tierra firme nos recibe El Cierzo con uno de sus mejores bandazos de aire para asustarnos un poco “…madre mía! la que nos espera… vamos a sufrir de lo lindo…”; iba y venía, revolviéndonos los pelos a su gusto mientras comíamos en una terraza; si se mira el lado positivo la temperatura era elevada y en ese momento hasta se agradecía “…ya veremos cuando coja la bici…”. Tras la comida volvemos a los autos locos (lo digo por el de Pedro) para dirigirnos a San Juan de Flumen.



         Al llegar ya estaba todo señalizado y preparado; empezaba a haber ambiente con un montón de organizadores danzando de aquí para allá y la música a tope. A recoger los dorsales toca. La carrera no empieza hasta las 18:30 h y nos quedan casi dos horas aún, ni siquiera han abierto boxes, así que mientras unos van a reconocer el terreno, otros, entre los que me incluyo, nos dedicamos a hacer la digestión en un parquecillo tumbaditos en el césped. A falta de media hora para abrir uno de los boxes (en esta prueba eran dos: uno en el centro del pueblo y otro a las afueras, cerquita del lago donde se nada) comenzamos el ritual de preparación, sin olvidar la cremita solar, que el sol pegaba con fuerza.


         Cuando termino voy al primer box a dejar mis zapas de correr, y ya me marcan con mi número de dorsal en brazo y pierna; después toca caminar hasta el segundo con la bici; empezaba a sentir ya los nervios moviéndose por estómago a mil por hora. Dejo los bártulos en una caja mientras el viento zarandea las bicis a un lado y a otro que es un gusto. Con el gorro y las gafas en la mano sigo el camino de moquetas que han preparado hasta el agua; tras caminar unos 200 metros veo el lago unos cuantos metros más abajo “…menuda cuestecita toca nada más salir del agua…”. El lugar es precioso, parece mentira que después de ver todo el viaje tierras secas y áridas pueda encontrarse esto, es como un oasis en el desierto, pero en vez de palmeras con pinos. Disfruto de la vista mientras me dispongo a meterme al agua, hoy sin neopreno que la temperatura del agua está por encima de 24ºC “…un trasto menos!...” El agua, además de calentita está algo turbia porque me lanzo al agua y casi no me veo ni las manos. Tras el breve calentamiento, que más bien ha sido un chapuzón para refrescarme, me uno al grupo de féminas, deseo suerte a Bea, a mi lado, y saludo a los chicos que esperarán 5 minutos por su salida.


A nuestros puestos, bocinazo y al agua, patas! No se como me las arreglo pero otra vez me toca la típica que se me cuela constantemente por el medio; hoy no voy a quedarme rezagada a la espera de un sitio para seguir “…Noe, te toca a ti dar caña!…”, así que reparto unos pocos manotazos a ambas lados que surten efecto, se aparta y queda atrás. La primera mitad del cuadrado que tenemos que trazar se me hace un poco duro “…esto de liberarse a golpes de la gente cansa una barbaridad…”,  después continúo mi travesía a buen ritmo. Enfilando la última recta, el sol me da de frente y hace reflejo en el agua, no me deja ver la boya y me guío por los chapoteos de otra nadadora que va delante de mí; al rato vislumbro una barca de la organización “…y lo de al lado? sí, es la boya…”, nado hacia ella y paso por el medio, pero me toca dar la vuelta porque ésta última era para dejarla a la derecha “…hay que j…….., bastante tengo con no ver ni torta!...”. Unos 20 metros más y llego a la orilla, salgo y empiezo a correr sorteando los agujeros del camino bajo el pasillo de moquetas, que son muy monas pero no evitan que se me claven las piedras en las plantas de los pies; como me centro en no torcerme un tobillo ni me entero de estar subiendo la cuesta que antes de empezar me parecía durilla; llego arriba y oigo los ánimos de Ana e Isa, pero no las localizo. En el camino me pasa el primero de los chicos perdiendo las escamas en su transformación de pez a hombre (nadó los 750 en 9:51, increíble!). Localizo mi bici y encuentro a Bea, que ha llegado antes y ya está calzándose las zapatillas. Mi transición es lenta, no me equilibro para ponerme los calcetines y necesito varios intentos; cuando acabo de prepararme hace rato que la he perdido de vista; prendo a correr y ya a lomos de mi burra meto plato y empiezo a pedalear con ganas.


El primer tramo es bajada con el Cierzo entrando de lado y de frente a ratos “…mucho esfuerzo y poco avance…”; adelanto a una chica del club de la Base Aérea y se me pega al culo cual lapa “…mírala qué lista! la doblo en tamaño y la vengo de perlas...” En menos de 3 kilómetros y medio llego a la altura de Bea; la animo a ver si me sigue pero al rato, vuelvo la cabeza y la he perdido, mi lapa se mantiene. Empieza un llano y después la carretera se empina con viento en contra del bueno; noto los cuádriceps como piedras y miro atrás buscando un relevo, pero la chica se refugia a un lado y a otro, evitándome, “…pues lo siento chiquilla, yo no te hago más la carrera…”; con gran esfuerzo le pego un calentón a mis piernas y subo un piñón, avanzando como puedo contra el señor Cierzo; en un kilómetro me la he quitado de encima “…Noe 1 - Quien seas 0…”. Me adelanta Juan Carlos en el segundo grupo de chicos creo, y poco más tarde pasa Jorge como un tiro; los pierdo de vista en poco tiempo; un par de minutos más tarde llega Rober acoplado, dándolo todo, y me dice que baje la posición por el tema resistencia  “…jo, pero qué listito eres…”, ni me he dado cuenta de que voy dando pechazos al viento; le hago caso y ya consigo un ritmo constante de pedaleo. Por fin llega curva y cambio de dirección; con el viento un poco a favor y unos sube-y-baja no muy pronunciados mis piernas notan alivio. Sobre el kilómetro diez me pasa David. No hago más que beber agua, el viento refresca pero el calor es sofocante; adelanto a un chavalito que va sin un pedal medio andando, luego otro par de repechos que me no me caen tan mal a las piernas y nuevo cambio de dirección en los últimos 6 kilómetros con el aire entrando de lado nuevamente. El circuito de bici es de 25 Km. y, aunque he pasado lo peor, psicológicamente después del 20 empieza la flojera; mi rayada mental dura poco porque me pasan dos chicas (ninguna es mi lapa) y me propongo seguirlas sea como sea; a lo tonto las cojo y empezamos a darnos relevos como los buenos “…estoy haciendo drafting!...”, se me pasa volando el trozo que queda y llegamos al pueblo en un plis.




 Cerca ya de boxes, Ana e Isa realizan su función con creces, les sonrío y me bajo de la bici, corro a colgarla y nuevo cambio de calzado. Empieza la carrera, dos vueltas a un circuito por el pueblo “… odio dar vueltas!...”, sólo pensar que tengo que pasar varias veces por un sitio me agota, pero bueno, a estas alturas corro como puedo a la vez que pago el esfuerzo de la bici en los últimos kilómetros “…esto por emocionarte en los relevos…”. Poco a poco la sangre de mis piernas se reparte de unos músculos a otros y consigo un ritmo de carrera no puedo decir bueno, más bien soportable. Hacia la hacia la mitad de la primera vuelta me cruzo con Rober, sonriendo como siempre; después del giro empiezo a preguntarme por Pedro; nos cruzamos unos metros más adelante, más contento que unas castañuelas y rojo (del sol!); vuelvo a ver a Rober, le oigo animar a Juan Carlos, con lo que me doblará en breve; tarda algo más de lo que me esperaba; le digo que esta vez sonría para la foto; un “…nnO ppUeEdDooo…” es lo que sale de su boca en plan ultratumba; va al límite pero tira como un jabato. Llego a boxes y empiezo la segunda vuelta a la vez que Jorge entra por meta “…qué envidia me das…”. Me encuentro como un trapo y con ganas de parar porque llevo unos metros acompañada del dichoso flato, pero voy a terminar como sea. Pasa Rober ya hacia su recta final. Aunque mi ritmo es mediocre el de otras chicas es peor y adelanto varias posiciones. Pasa Pedro, chocamos las manos y me anima en mi último kilómetro; da gusto verlo, disfrutando de su carrera. Antes de torcer en la penúltima curva me cruzo con Bea que empieza su segunda vuelta. Por fin llego a la última curva y escucho que animan a una chica que no soy yo; por delante no está, tiene que ir pisándome los talones. No pienso perder mi posición en los últimos metros (que, por cierto, ni se cúal es), así que acelero; la oigo por detrás que también se anima “…pero si es mi lapa!...”; cojo aire, aprieto los dientes y empiezo a esprintar como nunca en mi vida “…lo que hace el orgullo a estas alturas…”; veo la meta “…ya casi estoy!...”; con el pulso a mil sigo un poco más y consigo cruzar el arco antes que ella, marcando las dos el mismo tiempo. Nos saludamos y me pongo a un lado a recuperarme, no me da el pecho a respirar, el esfuerzo ha sido brutal pero escucho a Isa “…quinta Noe!...”, creo que ha merecido la pena.




Poco a poco recupero el aliento y puedo acercarme a toda la panda; unos abrazos y felicitaciones y me voy para el avituallamiento porque estoy seca; me pongo las botas de frutita fresca y agua y me acerco a Ana que espera a Pedro en las vallas, ya no tardaría mucho; lo vemos llegar a falta de 100 metros, con una sonrisa de oreja a oreja que delata lo satisfecho y contento que se siente; empiezo a aplaudirle y a animarle “…ahora sí, esto es el retorno del rey!!!...” se ríe y cruza meta. Algo más tarde llega Beatriz, completando su estreno en el triatlón. Enhorabuena!



Tras el intercambio de sensaciones, las batallitas de rigor de la carrera y demás estiro un poco y voy a boxes, encuentro a una de las chicas con las que he terminado la bici que parece ser su especialidad, así que yo feliz de haberla seguido. Guardamos los trastos, una ducha, con agua fría, por supuesto y a ver la entrega de trofeos y las clasificaciones. Los chicos se han quedado a poco de conseguir podium por equipos aunque igualmente lo han hecho muy bien; yo aparezco por detrás de la chica que esprinté “…jo! será porque es de la tierra. Pero las dos sabemos que te he ganado!...”, vamos mejorando. Los resultados:

Juan Carlos: el 13, con 1:17:09                              

Jorge : el 15, con 1:17:19                                      

Roberto: el 25, con 1:19:56

David: el 36, con 1:23:25

Pedro: el 87, con 1:37:03

Noemi: la 5, con 1:34:38

Beatriz: la 13, con 1:45:43

Los chicos quedarón cuartos por equipos.



Bea y David parten de vuelta a Logroño porque tienen cena, el resto nos quedamos a la “Pasta Party” ofrecida por la organización para todo el mundo; digerir semejante mazacote de pasta puede ser más duro que el triatlón que hemos hecho así optamos por un buen bocadillo de jamón serrano con aceite y queso en un bar. Con el estómago lleno y las fuerzas en proceso de recuperación nos repartimos en los coches y volvemos a casa. Llegamos a las dos de la mañana a los Golem “…qué! ahora de fiesta??...”, nos reímos de nosotros mismos. En menos de cinco horas toca levantarse para ir a trabajar así que a las 2:30 caigo en la cama y creo que ni me muevo hasta que suena el despertador. La mañana un poco dura por la falta de sueño, pero bueno, un reto más conseguido y un día de triatlón estupendo en buena compañía lo merecen.

1 comentario:

  1. Ese equipo..Qué envidia me dais...
    Yo ahora estaré para competir con Pedrito..y poco más...pero no os despistéis que aunque pedrito y felixin tienen sus añitos os pueden meter un buen día hasta en el dni.
    Osea que ojo y seguir entrenando.
    Enhorabuena.

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