Nuestro nuevo compañero Julio nos cuenta como le fue el día de su
debut.
Bueno, por fin llegó el gran día. Después de unos meses preparándonos para
nuestro primer Duatlón Cross, Alberto y yo salimos de los Gólem dirección
Zaragoza a eso de las 8 de la mañana. Un poco pronto, pensamos, pero así
nos da tiempo a calentar bien, recoger dorsales y todas esas cosas que,
por ser totalmente nuevos en estos menesteres no sabemos cómo van. ¡¡Y
menos mal!! Para empezar, el GPS nos mete por un sitio equivocado y damos
unas cuantas vueltas a lo tonto. Por fin llegamos al velódromo, cogemos
todo y cuando vamos a la zona de recogida de dorsales, nos dicen que no
tienen guardarropa, por lo que tenemos que cambiarnos y llevar todo de
nuevo al coche. Entre pitos y flautas apenas podemos calentar con la bici
y lo justo para la carrera a pie cuando nos llaman a la línea de salida.
Julio, de negro (2º por la izquierda). |
Como antes de las pruebas absolutas estaban las de los chavales, hasta que no acaban todas no se puede dar la salida por lo que ésta se retrasa unos 15 minutos, lo que no hace sino acrecentar nuestros nervios. Por fin dan la salida y, ¡¡joder como sale la peña!! Al principio nos dejamos llevar un poco por la euforia pero, antes de acabar la primera vuelta decidimos llevar nuestro ritmo. Aunque la verdad, deberíamos decir MI ritmo, pues Alberto va por delante esperándome todo el rato. En la cuarta vuelta, paso un rato malo hasta que llego a la zona de transición: Me quito las zapatillas de correr, me pongo las de bici y el casco, los nervios hacen que me cueste un poco ajustármelo, cojo la bici y le digo a Alberto que le espero fuera, pues habíamos decidido ir juntos en nuestro debut. Cuando salgo, me monto en la bici y, a unos 20m de la salida, paro a un lado para esperar a Alberto. Aprovecho para cambiar de modo al pulsómetro (los nervios me habían hecho olvidarlo en la zona de transición) y, cuando levanto la cabeza, no veo venir a Alberto. "A lo mejor ha pasado y no lo he visto", pienso, por lo que decido arrancar a ver si le pillo. Luego me entero de que no me había oído gritar y me estaba esperando justo a la salida de boxes, por lo que perdimos cosa de un minuto a lo tonto, pero es lo que tiene ser novato. Aprovechando que la bici es lo mío, o al menos es "más mío" que correr, y pronto empiezo a adelantar gente. Además, el hecho de que el circuito fuera más o menos técnico (había un par de tramos donde vi bajarse a más de uno) también jugaba a mi favor, por lo que, sin prisa pero sin pausa, voy ganando unas cuantas posiciones. Sin embargo, en una zona de sendero el que va delante mío se despista y nos salimos los dos del circuito, apareciendo unos 500m más atrás de donde estábamos. Una novatada más. Aquí me ve Alberto y me pregunta que de dónde he salido. "No preguntes y ponte a rueda" le digo. Bueno, digo eso y unos cuantos juramentos más que aquí no se pueden reproducir.
Espoleado por la equivocación, salgo como alma que lleva el diablo y vuelvo a adelantar a 10 o 15 personas que había adelantado antes; alguno se da cuenta y me mira como extrañado. Así concluye la primera vuelta y comienza la segunda de forma más o menos parecida: Sigo adelantando gente y un par de ellos que me adelantan a mí. En otra zona de senderos noto un pequeño golpe en la rueda trasera y observo que llevo el cierre rápido abierto. Paro para ponerlo bien con tan mala suerte de que dejo la rueda un poco torcida (en un principio pensé que se me había metido algo en el cambio) y me empieza a saltar la cadena. Los dos últimos kilómetros se me sale ésta un par de veces y Alberto para a preguntarme qué me pasa. "Tú sigue, que ahora te cojo", le digo. Decido continuar como buenamente puedo, usando solo dos o tres piñones y por fin llegamos a la zona de transición. Aquí se nota la ventaja de poner cierres rápidos en los cordones: Salgo más rápido que Alberto, sabedor de que me va a coger rápido, para afrontar la última parte del duatlón. Voy tirando de vez en cuando y veo que Alberto me va cogiendo terreno. La verdad es que es curioso pues, aunque voy fundido, soy capaz de llevar el mismo ritmo de otros que van por la segunda vuelta (yendo yo en la primera) e incluso recupero un par de posiciones. La última vuelta se me hace eterna pero Alberto me coge y me va dando ánimos. Se le nota fuerte por lo que le digo que tire, "hemos venido juntos, y vamos a acabar juntos" me dice. Así que así llegamos a meta, el 90 y el 91 (tanto monta...) de un total de 157 corredores que comienzan la prueba, con un tiempo de 1:51:02. Ni en los mejores de nuestros sueños habríamos imaginado un debut tan bueno. Saludos.
muy bien Julio, no te preocupes por los tiempos, lo importante es aprender, y disfrutar, los incidentes, siempre pasan y luego quedan en anécdotas, enhorabuena, nos vemos, saludos.
ResponderEliminarRaul