Nace una nueva triatleta

Debut de nuestra compañera Priscila Ruiz en el triatlón popular de Ondarribia.

Ocho de la mañana, suena el despertador, hoy no me cuesta nada levantarme. Últimos preparativos y nos ponemos en marcha. De camino a Hondarribia el tiempo no pinta nada bien, cielo cerrado, lleno de nubes, chispea y a ratos diluvia… Madre mía que plan…
Llegada a Hondarribia, aparcamiento, recogida de dorsal, paseo por la zona. Hora de comer, el cielo empieza a abrirse y disfruto de mis macarrones mirando al mar imaginando la carrera.
Todo preparado en los boxes, repaso el material y me pongo el neopreno. Llaman a los participantes hacia la salida y los nervios empiezan a desatarse. Me acerco al mar para tocar el agua, no está tan fría, me la esperaba peor.
Preparada en la línea de salida, me coloco, tal y como me recomendó Dani, en un lateral del grupo. Bocina de salida y todos a correr hacia el mar, empiezo a nadar, brazos, piernas, cabezas, me encuentro de todo menos espacio para nadar… Mi respiración se acelera y no consigo nadar cómoda, pese a todo creo que llevo buen ritmo. Llego a la boya, toca girar y dirigirse hacia la playa, se forma un atasco y hay gente que se pone nerviosa. Vamos, ya queda menos, voy nadando de cualquier manera, no consigo concentrarme en todo eso que he aprendido en clase de natación y sólo quiero tocar la arena de la playa. Llego a la orilla y me peleo con el neopreno para sacármelo. Primera transición, aún quedan muchas bicis, lo que me confirma mis sensaciones. Con las prisas me olvido de colocarme el dorsal y tengo que parar, me subo a la bici, todo va bien.

El sector de bici son 2 vueltas a un recorrido con una subida bastante maja pero factible, una bajada con curvas cerradas y desafortunadamente el tramo en llano está salpicado con 4 o 5 badenes que interrumpen un poco el ritmo de carrera. El tiempo nos ha querido regalar una preciosa tarde de primavera, el sol brilla en el cielo, me encuentro genial, estoy disfrutando mucho.
Segunda transición, coloco la bici me y desprendo del resto de cosas. Me calzo las zapatillas y me pongo la gorra. Siendo prudente empiezo suave y poco a poco voy cogiendo ritmo. Me encuentro muy bien de fuerzas y decido apretar un poco. A lo lejos veo la meta, ya estoy cerca, estoy a punto de terminar mi primer triatlón y con esta emoción decido terminar al sprint a todo lo que me dan las piernas. ¡Meta!
Me encuentro feliz, satisfecha y emocionada. Un amigo me dice que lo he hecho muy bien, que han llegado pocas chicas antes que yo. No tengo ni idea en que puesto he podido quedar y tampoco me importa demasiado, porque hoy sí que sí, soy triatleta.