martes, 28 de junio de 2011

Crónica I Acuatlón El Rasillo


Bueno, pues terminamos esta primera edición del Acuatlón de “El Rasillo” con algo de calor. No sólo nos habían avisado los del tiempo, también se veía venir. La temperatura subía con una rapidez vertiginosa a medida que avanzaba el día. Por fin pude llegar al club náutico. Me había comprometido a llegar a las 11:30, pero no pudo ser. Llegué una hora más tarde y acompañado de los retoños.

Una gran parte de las cuestiones ya estaban preparadas y organizadas, por lo que poco pude colaborar. Es más, alguna voluntaria tuvo que ayudarme en mis labores paterno-filiales, ya que para intentar poder hacer algo más tarde, me dispuse a darles la comida a los niños… Gracias Noe, te vi buenas maneras…….. jejeje

De ahí, nos fuimos a comer todos los que estábamos allí. Sin terminar, tuve que abandonar el restaurante del club ya que a mi “querida” hija sólo se le ocurrió llorar “un poquito”. ¡¡¡Qué pulmones tiene, la tía!!!

Por fin pude dejar a los niños con la madre e intentar colaborar un poco. Lo cierto es que estaba todo hecho. Tanto Pedro como Dani (que se dieron una buena paliza), como todos los demás miembros del club y los voluntarios, lo había dejado todo predispuesto, por lo que poco pude hacer.

Cuando los niños se disponían a realizar su prueba, yo me subí al pueblo para preparar mi dorsal, gafas, gorro, etc. por lo que no puedo contar mucho de la prueba.

Una vez en la plaza de los Tilos, el ambiente en el pueblo era muy agradable. Los que íbamos a participar, empezábamos a calentar. Lo cierto es que sólo con ponerse un ratito al sol, creo que hubiera sido más que suficiente….¡¡¡¡¡Qué calor!!!!!

Viendo la subida con la comenzábamos la prueba, que era la corta y más tendida, vi con total claridad que iba a sufrir. Lo cierto es que desde hace 3 meses no he podido entrenar nada de nada. Mi “estrategia” de carrera iba a ser la siguiente: tirar todo lo que pudiera en el primer sector para perder el menor tiempo posible, darle toda la caña del mundo en la natación para ganar algún puesto, y terminar, medio asfixiado con la subida al pueblo. Mi objetivo iba a ser bajar de 45 minutos.

Lo dicho, mientras calentaba cambié la estrategia de carrera. Salir, en esa subida, muy tranquilo, para no morir antes de llegar al agua. Echarme a nadar, posteriormente, tranquilo, para recuperarme. Y terminar, sin cambios en lo previsto, medio asfixiado con la subida al pueblo.

Puntualmente, nos agolpamos en la salida. Pedro, explicó el recorrido. Lo más interesante estuvo cuando nos contó el recorrido de la segunda carrera: “todo para arriba”.

Yo me situé, un poco para atrás, para poder controlar bien toda la carrera…. Vamos, que salí el último. Curiosamente no me mantuve así mucho tiempo, y eso que comencé bien tranquilo. Pero es que después de tanto tiempo sin entrenar, no tenía piernas. Un par de ellos, se quedaron algo más rezagados que yo. Al terminar la subida, ya no veía la cabeza de carrera. Creo que no veía ni a los 40 primeros…. (yo debía ir el 41, o por ahí). Empecé a bajar, e intenté estirar un poco la zancada. Mi lesión en el talón no perdonaba y cada vez que mi pie caía al suelo notaba un pinchazo agudo, que no me permitió correr más para dar alcance a la cabeza de carrera (esto es una ironía, claro). Al llegar a boxes estaban animándome algunos amigos, mi hermano, mi sobrino….. que cuando fue a ver a Paula (mi mujer), le dijo: “el tío va el último, pero no pasa nada, lo importante el participar”….. Un poco cabroncete, el niño, pero razón no le faltaba, iba el último (nótese que no digo nada con respecto a la importancia de participar).

Me quite el dorsal y me dispuse a acercarme al agua. Allí me coloqué el gorrito y las gafas, le pregunté a David que “cómo se nadaba” y me tiré al agua, según me contaron después, como una mariquita…. Pero, ¡¡¡Coño!!!, es que estaba muy fría…



Ya en el agua, apreté un poco al principio para coger ritmo, y cuando vi me iba acercando a la gente, aflojé un poquito, aunque no mucho. Primera boya, segunda boya, y seguía pasando gente. Entre la segunda y la tercera boya (que no se veía muy bien), me di una vuelta por el pantano. Creo que la corriente llevaba hacia la orilla, por lo que hice un arco de circunferencia del copón. Di la vuelta a la tercera boya y tiré para el arco de Lacturale. No llevé la cuenta, pero en la natación recuperé unos 25 puestos. Posteriormente los perdería en al segunda carrera, claro.

Al llegar al boxes, todo el mundo animaba: “vamos Iván que vas muy bien”. Eso es lo que pensaban. Salí del agua hasta mareado del esfuerzo y pensando: “vas a ver que bien te lo pasas subiendo al pueblo, Iván” (esto es otra ironía). Lo cierto es que sólo quedaban 2,5 Km. Bueno yo hice 50 metros más, ya que al salir corriendo, se me olvidó ponerme el dorsal. Así que vuelta a boxes a por él.

Ya, a la carrera, salí del club náutico dirección el pueblo. A lo lejos, se veía algún participante, que subían el pequeño repecho por lo que se accede a la vía verde, andando. Llegué a la rampa, y……. me tuve que parar. No tenía piernas. Eran más bien dos troncos. Al llegar arriba, conseguí volver a correr y no paré hasta llegar al pueblo, dónde la subida era la repera. En ese tramo, no sé que ritmo llevaba, ¿6 min/km?, ¿6:30 min/kim?.... vamos, para echarse a llorar, cuando menos. Pensaba que de los 25 que adelanté en el agua, me habían pasado 29 ó 30, y por tanto, volvía a estar el último. No pasa nada, como dice mi sobrino, “lo importante es participar”. Me adelantaron algunos compañeros, Raul, Victor, etc… Por supuesto, no hice ni intención de intentar acoplarme a ellos.

Una vez en el pueblo, sólo quedaba la subida. Ya a la altura a la que me encontraba, casi todos subían andando. Y es que el repechito se las trae. Por allí abajo, veía subir a Jaime. Por un momento pensé intentar apretar un poco para llegar arriba antes de que me pillara y tratar de mantenerle el ritmo en la bajada hasta la meta. Justo cuando lo intenté, me di cuenta que no me quedaban ni fuerza en las piernas, ni orgullo ni amor propio, así que, en lugar de apretar, mejor me paro… Chino chano, llegué arriba, y volví a correr hasta la llegada.

Por supuesto, todos los compañeros, ya estaban allí. No bajé de los 45 minutos, como quería, pero después de ver las clasificaciones, tampoco fui el último.

Lo cierto es que, aunque sufrí en la carrera, me lo pasé muy bien en la prueba, que creo que fue muy exitosa. Hubiera estado bien un poco más de participación, pero eso lo dejamos para el próximo año. Entre tanto sólo queda dar las gracias a patrocinadores, colaboradores, a Pedro y a Dani, y especialmente a todos los voluntarios.

Un saludo a todos y nos vemos en el tri de “El Rasillo”

Iván.


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