Crónica por Álvaro Villar
Me
desperté el Sábado 22 de Marzo de 2014 sabiendo que era un día marcado en rojo
en el calendario, levante la persiana y miré hacia el cielo, sol con alguna
nube, pero el día invitaba a la práctica del deporte.
Si, la
primera de las pruebas del Circuito de Triatlón Riojano, con un extra añadido,
ya que el año pasado no pude competir y me quede con ese mal sabor de boca por
no participar en una de las pruebas que se celebran en mi ciudad. Los nervios
van apareciendo según se acerca la hora de la prueba, al igual que las nubes
empiezan a cubrir ese cielo, junto al viento tan molesto para nuestra bici y
una bajada considerable de la temperatura, pero de momento no piensas mucho en
ello y si en cómo ir preparando el material, que si llevas todo colocado en la
bici, las zapatillas de correr con los cordones elásticos, la ropa del equipo
limpia, algo de abrigo, si pones ruedas de perfil o las normales, puñetero
viento.
Tuve la oportunidad
de participar en el Duatlón de Basauri del día 9, con el objetivo de quitar las
tensiones de la primera prueba del año y darle cañita a nuestros vecinos del
País Vasco, a ver si se me pega algo, pero en realidad me tome esa prueba como
preparación para empezar con buen pie en Logroño.
Bueno, parece que todo está en su sitio, cargamos el coche y
nos dirigimos hacia el complejo de las Norias, donde han puesto la zona de
transición, empiezas a saludar a amigos y compañeros de fatigas y lo primero
que decimos todos es; “a ver si no llueve”.

No me fijo en los primeros Keniatas; Juan Carlos Tomas,
Eric, Antar, Miguel Ferrer, Emilio, Torrecilla, Nacho de la Iglesia y gente de otras
comunidades que no tengo el gusto de conocer, ya que no voy tan rápido. Pero si me fijo en el pulsómetro y me doy
cuenta que no lo he puesto en marcha y no tengo referencia ninguna de tiempos,
que torpe soy, después de la rallada de cabeza, solo me queda correr, correr y
correr.


Empieza lo bueno, ya no queda nada. Visto lo visto estoy con
dos buenos corredores, lo paso un poco mal en los primeros metros, para mi el
cambio de bici a correr es el más duro, pero hay que sufrir y aprovechar el
momento. Intento seguir el ritmo de un tal Jorge Velasco, menuda liebre, parece
que las piernas responden y se van consumiendo los últimos 2,5 Km.
Llegamos al embarcadero y la gente aplaude, anima y grita,
eso te da alas e intentas acelerar un poco más el ritmo para mejorar los
tiempos, las piernas responden y cuando más cerca esta la meta, se te pasan los
diferentes momentos de la prueba, toda la gente que hemos participado, la gente
nueva del equipo, los nervios de la competición, los jueces repitiendo todo lo
que hacemos mal, la ilusión de los deportistas, la experiencia de una nueva
prueba en condiciones adversas y muchas más…
Intento esprintar hasta el arco de meta y cuando me paro, me
felicitan los demás compañeros, parece que ha sido un buen trabajo, me quedo a
felicitar a otos componentes del equipo y comentamos la carrera, parece que la
gente está contenta. Pienso que estas pruebas tan duras por la meteorología, te
hacen pasarlo mal mientras compites, pero te hacen más duro y te sientes mejor
después de terminarla. Felicitar a todos los participantes, que cada día somos
más, a los jueces ya que sufren tanto o más que nosotros y a todo el mundo que
le gusta este deporte y hace posible organizar pruebas y crear grupos de
trabajo en torno al deporte.
A nivel de equipo, nuestra compañera Ana fue primera en veteranos. Por no hablar de que volvimos a ser el equipo más numeroso.