Auguraba un día soleado. Una buena jornada deportiva, dónde los más pequeños iban a poden disfrutar de sus zapatillas y sus bicis. Unas grandes, o no tan grandes, otras más pequeñas y otras, más pequeñas todavía. Lo cierto es que mientras se terminaban de preparar la zona de transición, el arco de meta, la salida, los carteles publicitarios y cuantas otras señalizaciones y áreas fueran necesarias, los pequeños duatletas, incombustibles, no cesaban de corretear con las bicis, que en breve montarían.
Por un momento imaginé que estarían calentando. De otra manera, es impensable tanto gasto energético previo a una carrera. Con todo montado, empezaron a entrar en boxes los más pequeñitos, seguidos de los pequeñitos.
Posteriormente entraron, tras pasar el control los pequeños, y luego los peques. Cada uno de ellos con su bici, en perfecto estado mecánico y seguro que limpias e impolutas, todas ellas. Ayudar a colgar cada bici en su lugar fue una ardua labor. No sería capaz de decir cual de todas las bicis pesaba menos…. Creo que ninguna. La bici que menos pesaba, no estaba allí. Por otro lado, hacer que las bicis mantuvieran el equilibrio tampoco fue fácil.
Una vez colgadas, aun quedaba un metro para que la rueda de delante tocara el suelo, así que hubo que hacer juegos malabares para que no se cayeran. Ya estaban todas. Y, por fin, se dio la salida. Empezó la categoría “renacuajo”.
Tengo mis dudas si todos ellos sabían andar. El caso es que, acompañados de sus padres, se lanzaron a la carrera cual posesos. El primer parcial, vertiginoso y muy agrupado, dio paso, tras una rápida y bulliciosa transición, al segmento ciclista. En el pequeño recorrido las diferencias se abultaban más en cada segundo.
Unos corrían con “lujosos deportivos” y otros paseaban a Miss Daisy con sus utilitarios (para no citar marcas). Lo que nadie sabíamos es que las “motos” estaban permitidas. Lo cierto es que allí estaban, cuatro motos colgadas en boxes. No puedo reprimir detallar marca y modelo de las motos: moto “moltó”.
Simplemente impresionante ver a los “renacuajos” correteando hacia sus bicis y luego salir como un rayo para completar los tres segmentos. Tras estos salieron los prealevines, alevines, infantiles y cadetes. La tónica general de todas las pruebas fue la NO dosificación. En cada salida, todos salían “cual gacelas”.
Sin mirar atrás y dándolo todo. Si por un momento afloraba el menor atisbo de poder dar más de sí, allí estaban los pequeños duatletas esforzándose como si les fuera la comida en ello. ¡Qué poder de sacrificio! A medida que las categorías aumentaban, se abultaban las diferencias entre los corredores. Parece mentira que en las distancias tan cortas, se pueda sacar tanto tiempo.
Claro, que a juzgar por el tiempo que me sacaron a mí, en mi prueba, todo es factible. Lo que si es cierto es que los pequeños lo dieron todo, cada uno de ellos. Y eso es un grandísimo mérito, ya que la prueba es exigente para los pequeños y para los no tan pequeños, cada uno a su medida. Por este motivo no daré datos de tiempos ni de ganadores. Creo, que en pruebas de este tipo los ganadores son todos.
Este año, además, la prueba quedaba englobada en los juegos escolares. Creo que esto nunca había sucedido en nuestra comunidad. De igual manera, creo que es importante para que pequeños y mayores se acerquen al triatlón en todas sus modalidades. Incluso que desde los propios colegios pueda impulsarse este deporte en el que, cuanto más lo conoces más te gusta y se disfruta.
Termino mi MINIcrónica agradeciendo a todos los niños que participaron, por su esfuerzo que se vio recompensado con la alegría que mostraron al terminar. A los padres, que permitieron que por un día sus chicos fueran parte de los “chic@s del acer@”. Eso les produjo una hinchazón en el pecho digna de foto (a los padres, claro).
Como tenemos agradecimientos oficiales, no continúo agradeciendo a todo el mundo. Aunque sí hago mención especial a Carlos M. ya que la labor en esta andadura ha sido inmensa y el trabajo realizado de forma incondicional al club, también. Creo que las bases están sentadas, ahora tendremos que seguir trabajando todos para afianzar este proyecto y que dure muchos años.
Saludos, besos y abrazos para todos/as.
Iván.
Posteriormente entraron, tras pasar el control los pequeños, y luego los peques. Cada uno de ellos con su bici, en perfecto estado mecánico y seguro que limpias e impolutas, todas ellas. Ayudar a colgar cada bici en su lugar fue una ardua labor. No sería capaz de decir cual de todas las bicis pesaba menos…. Creo que ninguna. La bici que menos pesaba, no estaba allí. Por otro lado, hacer que las bicis mantuvieran el equilibrio tampoco fue fácil.
Una vez colgadas, aun quedaba un metro para que la rueda de delante tocara el suelo, así que hubo que hacer juegos malabares para que no se cayeran. Ya estaban todas. Y, por fin, se dio la salida. Empezó la categoría “renacuajo”.
Tengo mis dudas si todos ellos sabían andar. El caso es que, acompañados de sus padres, se lanzaron a la carrera cual posesos. El primer parcial, vertiginoso y muy agrupado, dio paso, tras una rápida y bulliciosa transición, al segmento ciclista. En el pequeño recorrido las diferencias se abultaban más en cada segundo.
Unos corrían con “lujosos deportivos” y otros paseaban a Miss Daisy con sus utilitarios (para no citar marcas). Lo que nadie sabíamos es que las “motos” estaban permitidas. Lo cierto es que allí estaban, cuatro motos colgadas en boxes. No puedo reprimir detallar marca y modelo de las motos: moto “moltó”.
Simplemente impresionante ver a los “renacuajos” correteando hacia sus bicis y luego salir como un rayo para completar los tres segmentos. Tras estos salieron los prealevines, alevines, infantiles y cadetes. La tónica general de todas las pruebas fue la NO dosificación. En cada salida, todos salían “cual gacelas”.
Sin mirar atrás y dándolo todo. Si por un momento afloraba el menor atisbo de poder dar más de sí, allí estaban los pequeños duatletas esforzándose como si les fuera la comida en ello. ¡Qué poder de sacrificio! A medida que las categorías aumentaban, se abultaban las diferencias entre los corredores. Parece mentira que en las distancias tan cortas, se pueda sacar tanto tiempo.
Claro, que a juzgar por el tiempo que me sacaron a mí, en mi prueba, todo es factible. Lo que si es cierto es que los pequeños lo dieron todo, cada uno de ellos. Y eso es un grandísimo mérito, ya que la prueba es exigente para los pequeños y para los no tan pequeños, cada uno a su medida. Por este motivo no daré datos de tiempos ni de ganadores. Creo, que en pruebas de este tipo los ganadores son todos.
Este año, además, la prueba quedaba englobada en los juegos escolares. Creo que esto nunca había sucedido en nuestra comunidad. De igual manera, creo que es importante para que pequeños y mayores se acerquen al triatlón en todas sus modalidades. Incluso que desde los propios colegios pueda impulsarse este deporte en el que, cuanto más lo conoces más te gusta y se disfruta.
Termino mi MINIcrónica agradeciendo a todos los niños que participaron, por su esfuerzo que se vio recompensado con la alegría que mostraron al terminar. A los padres, que permitieron que por un día sus chicos fueran parte de los “chic@s del acer@”. Eso les produjo una hinchazón en el pecho digna de foto (a los padres, claro).
Como tenemos agradecimientos oficiales, no continúo agradeciendo a todo el mundo. Aunque sí hago mención especial a Carlos M. ya que la labor en esta andadura ha sido inmensa y el trabajo realizado de forma incondicional al club, también. Creo que las bases están sentadas, ahora tendremos que seguir trabajando todos para afianzar este proyecto y que dure muchos años.
Saludos, besos y abrazos para todos/as.
Iván.
Cómo disfrutaron los niños!!! Y los padres!!!! Y yo viéndoles correr!!! Eso hay que repetirlo más veces. Muchas gracias Iván.
ResponderEliminarRepetirlo, si. En Galilea os esperamos con los brazos abiertos y los chalecos preparados.
ResponderEliminar¡Hasta la próxima!
Para mí fue emocionante ver a los renacuajos salir corriendo con esas ganas y con los correpasillos como si fueran cabras de 6000 euracos.
ResponderEliminarFué para mí lo mejor de la jornada con diferencia. Mi participación posterior en el duatlon de los grandes fue anecdótica comparada con lo que pude vivir por la mañana.
Gracias a todos los voluntarios y organizadores por hacer posible esto...No lo perdamos.